jueves, 8 de mayo de 2025

BARRERAS A LA DIGITALIZACIÓN DE LA PYME EN ESPAÑA Y NIVEL DE URBANIZACIÓN.

Entrada publicada con Antonio Gutiérrez en el blog "La riqueza de las regiones" de la Asociación Española de Ciencia Regional.


Las pymes en España se enfrentan a múltiples desafíos en su proceso de digitalización. A pesar de los beneficios que puede brindar en términos de generación de valor, eficiencia y acceso a nuevos mercados, muchas pymes sufren limitaciones que dificultan su transformación digital. En esta entrada consideraremos la relevancia de las diversas barreras a la digitalización a las que se enfrentan las pymes españolas. Para ello empleamos datos de una encuesta realizada en el segundo trimestre de 2022 a pymes españolas (entre 1 y 200 empleados) realizada en el marco del proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” (DIGIPYME). Esta muestra fue diseñada para ser representativa de la población de pymes en España (con un margen de error del ±5.0% y un nivel de confianza del 95%). 

En esta encuesta se interrogó a los empresarios y gerentes de pymes por el impacto de diversas barreras a la digitalización, en concreto:

- La falta de fondos y/o financiación.
- La falta de personal cualificado.
- La falta de información.
- Las dificultades para encontrar socios de cooperación, asesores o proveedores.
- La incertidumbre sobre la rentabilidad de la inversión en digitalización.
- La falta de demanda o interés por parte de los clientes.
- Y la dificultad para obtener una conexión a Internet adecuada (es decir, estable, con capacidad suficiente y a coste razonable).

Estas barreras fueron medidas empleando una escala Likert con cuatro ítems, diferenciando si la percepción de los empresarios/gerentes encuestados sobre la intensidad de estas barreras era nula (0), baja (1), media (2) o alta (3).

Los datos obtenidos permiten concluir que los empresarios y gerentes de pymes españolas consideran, en general, como baja la intensidad de las barreras a las que se enfrentan sus empresas ante la digitalización (véase Gráfico 1). En cualquier caso, la falta de fondos y/o financiación es la barrera que más acusan las pymes, seguida de la falta de personal cualificado y la incertidumbre sobre la rentabilidad de la inversión en digitalización. Sin embargo, la barrera menos relevante es la dificultad para obtener una conexión a Internet adecuada, lo que muestra el adecuado nivel de desarrollo de las infraestructuras digitales en nuestro país. En un rango intermedio de relevancia, encontramos la falta de demanda/interés por parte de los clientes, la falta de información y las dificultades para encontrar socios de cooperación, asesores o proveedores. 


Gráfico 1. Intensidad de las barreras a la digitalización percibidas por las pymes en España.

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del proyecto DIGIPYME.


No obstante, la percepción de las barreras a la digitalización de las pymes españolas muestra una considerable dispersión, lo que revela una alta heterogeneidad en la aproximación de las pymes españolas respecto a la digitalización. Esto puede asociarse a la existencia de brechas digitales, como la debida al retraso en la digitalización en las zonas rurales en comparación con las áreas urbanas. De este modo, resulta interesante observar las diferencias en la percepción de las barreras a la digitalización en función del nivel de urbanización (véase Gráfico 2). 

Diferenciamos, a este respecto, cuatro tipos de municipios: aquellos con una población menor de 10.000 habitantes; los de población entre 10.000 y 50.000 habitantes, los de población entre 50.000 y 250.000 habitantes y aquellos con más de 250.000 habitantes. De este modo, podemos observar cómo las pymes en municipios de menor población se enfrentan a mayores problemas de conectividad, debido a las limitaciones en la infraestructura digital que persisten en las áreas rurales. Asimismo, la falta de demanda y, asociada a ella, la incertidumbre en torno a la rentabilidad de las inversiones en digitalización son obstáculos que se sienten con mayor intensidad en los municipios de menor tamaño en comparación con las ciudades de más de 250.000 habitantes. Este hecho puede deberse a que la mayor cercanía con los clientes locales en los municipios rurales reste utilidad a la interacción online. Asimismo, puede influir, a este respecto, la menor cultura digital de la población en los municipios de menor tamaño en comparación con las grandes ciudades.

Gráfico 2. Intensidad de las barreras a la digitalización percibidas por las pymes en España según el tamaño municipal


Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del proyecto DIGIPYME.


De este modo, a fin de actuar sobre la brecha digital que afecta a las áreas rurales son aún precisas inversiones para mejorar la conectividad, así como iniciativas formativas para elevar la cultura digital y las competencias digitales de la población en estas zonas. De este modo, podría favorecerse el acceso, a través de Internet, a mercados más amplios que el local por parte de las pymes establecidas en los municipios de menor tamaño, lo que podría ayudar a dinamizar económicamente estas áreas.

Nota: Esta entrada es parte del Proyecto de I+D+I “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” -DIGIPYME- (PID2020-113384GB-I00) financiado por MICIU/AEI/10.13039/501100011033.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

DIFERENCIAS TERRITORIALES EN LAS COMPETENCIAS DIGITALES DE LA POBLACIÓN EN ESPAÑA.

Entrada publicada en el blog "La riqueza de las regiones" de la Asociación Española de Ciencia Regional.


Las oportunidades y ventajas que brinda la digitalización pueden explotarse adecuadamente solo en la medida en que se cuente con un suficiente nivel de competencias digitales. El fortalecimiento de estas habilidades permite a las personas beneficiarse de estas tecnologías tanto en su vida personal como laboral, además de facilitar su adaptación al cambio digital en curso. Según la definición establecida en el Marco de Competencias Digitales de la UE, la competencia digital implica el uso seguro, crítico y responsable de las tecnologías digitales, así como la interacción con ellas para el aprendizaje, el trabajo y la participación en la sociedad (Vuorikari et al., 2022). 

A este respecto, resulta relevante considerar la posible existencia de brechas en el nivel de competencias digitales en España desde una perspectiva territorial, tanto en términos de diferencias regionales como en función de los niveles de urbanización. A este respecto, el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI, 2024) proporciona algunas evidencias interesantes empleando datos de la Encuesta sobre equipamiento y uso de TIC en los hogares elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y armonizada a nivel europeo por Eurostat.

Gráfico 1. Porcentaje de población con competencias digitales al menos básicas (2023). Total nacional y por CC.AA. (%)
Fuente: Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (2024).

Por una parte, este análisis territorial revela las diferencias en el nivel de competencias digitales que existen entre las regiones de España (Gráfico 1). A este respecto, la ciudad autónoma de Melilla (75,1%) y las CC.AA. de Cataluña (71,7%) y Comunidad de Madrid (71,4%) son las áreas con el mayor porcentaje de población con competencias digitales al menos básicas. En cambio, los niveles más bajos de competencias digitales se observan en Castilla-La Mancha (58,1%), Extremadura (59,9%) y Región de Murcia (61,9%). 

En este sentido, conviene tener en cuenta que España en conjunto muestra una situación relativamente favorable en el contexto europeo en términos de competencias digitales. En concreto, en lo que atañe al porcentaje de población con al menos competencias digitales básicas, la media de la UE se sitúa en el 55,5%, frente al 66,2% del conjunto nacional. Igualmente, todas las CC.AA. españolas, así como las dos ciudades autónomas, muestran porcentajes de población con al menos competencias digitales básicas superiores a la media europea. No obstante, España se sitúa ligeramente por debajo del promedio europeo en otro indicador relevante de talento digital como es el porcentaje de especialistas en TIC sobre el número de empleados (4,8% para la UE y 4,4% para España).

Por otra parte, los datos del INE ponen de manifiesto que los municipios de mayor dimensión tienen, en promedio, un mayor nivel de competencias digitales en su población. Estas diferencias por nivel de urbanización son de un orden de magnitud similar a las que se observan entre CC.AA.. Así pues, entre Cataluña y Castilla-La Mancha existen 13,6 puntos de diferencia en el porcentaje de población con al menos competencias digitales básicas y la brecha se sitúa en 14,9 puntos de diferencia entre los municipios con menos de 10.000 habitantes y los de más de 100.000 habitantes o capitales de provincia.

Gráfico 2. Porcentaje de población con competencias digitales al menos básicas según el nivel de urbanización (2023).

Fuente: Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (2024).

Por lo tanto, para evitar el crecimiento de las brechas digitales territoriales en España (aspecto ya tratado en otras ocasiones en este blog https://aecr.org/es/17404-2/, https://aecr.org/es/la-brecha-digital-empresarial-en-espana-diferencias-regionales-y-dimensionales, https://aecr.org/es/diferencias-regionales-en-la-adopcion-de-la-inteligencia-artificial-por-las-empresas-en-espana/) es preciso elevar las competencias digitales en aquellas CC.AA. que muestran deficiencias significativas en comparativa nacional, así como en las zonas rurales y los municipios de menor dimensión. Este esfuerzo es especialmente necesario ante los nuevos retos asociados al desarrollo de la inteligencia artificial (Mammadov et al., 2024).

Nota: Esta entrada es parte del Proyecto de I+D+I “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” -DIGIPYME- (PID2020-113384GB-I00) financiado por MICIU/AEI/10.13039/501100011033.

Referencias:

Mammadov, H., Ruiz-Gándara, A., González-Abril, L. y Romero, I. (2024). Adoption of Artificial Intelligence in Small and Medium-Sized Enterprises in Spain: The Role of Competences and Skills. Amfiteatru Economic, 26(67), 848-866. https://doi.org/10.24818/EA/2024/67/848
Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (2024). Competencias digitales. Edición 2024, ONTSI, Red.es, Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, doi.org/10.30923/230240064
Vuorikari, R., Kluzer, S. y Punie, Y., (2022). DigComp 2.2: The Digital Competence Framework for Citizens - With new examples of knowledge, skills and attitudes, Publications Office of the European Union, JRC128415, https://doi.org/10.2760/490274

domingo, 22 de septiembre de 2024

DISRUPCIÓN DIGITAL Y PYME

(Publicado en el diario ABC -edición Sevilla- el 6 de septiembre de 2024)

La revolución digital en la que estamos inmersos representa lo que Joseph Alois Schumpeter definiera como un proceso de “destrucción creativa”. Este economista austriaco-estadounidense interpretó la dinámica del desarrollo capitalista como una secuencia de ondas de transformación impulsadas por innovaciones que, por un lado, generan nuevos productos, servicios y mercados y, por otro, acarrean la destrucción de tejido productivo obsoleto ante las nuevas condiciones de competencia. 

La revolución tecnológica en curso, asociada a las tecnologías de la información y las comunicaciones, ha estado marcada por el protagonismo de jóvenes emprendedores “schumpeterianos” que crearon pymes innovadoras. Algunas de estas iniciativas, nacidas en ciertos casos en garajes o residencias universitarias, evolucionarían hasta convertirse en gigantes empresariales a escala global. El espectacular desarrollo de la economía digital ha determinado que, en la actualidad, seis de las diez mayores corporaciones mundiales por capitalización bursátil se encuadren dentro de este sector. Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft y Nvidia ostentan hoy posiciones dominantes en sus mercados, en ocasiones desarrollando prácticas anticompetitivas que perjudican a otras empresas de menor tamaño. El sector digital ha evolucionado así desde una estructura de mercado marcada por la innovación competitiva a otra impulsada por la innovación corporativa en la que los nuevos desarrollos tecnológicos se gestan dentro de grandes corporaciones consolidadas, nacen en nuevas empresas surgidas de ellas (spin-offs) o proceden de pymes independientes que son pronto engullidas por las compañías líderes del sector.

Por otra parte, en su faceta destructiva, muchas tareas, puestos de trabajo y empresas en muy diversos sectores desaparecerán por el impacto de la digitalización. Las pymes, en especial las microempresas, se encuentran particularmente amenazadas por este proceso debido a su falta de cultura digital, a la menor formación en habilidades digitales de su empresariado, sus equipos directivos y su plantilla, o a la dificultad de acceso a los recursos financieros y humanos requeridos para adoptar con éxito las tecnologías digitales. 

Estas nuevas tecnologías generan amplios beneficios en diversos ámbitos de la economía, la ciencia y la sociedad, de los que cabe esperar mejoras en la longevidad y la calidad de vida, entre otros aspectos. Su desarrollo y aplicación no está exento de riesgos y problemas de diversa índole, pero constituye un proceso imparable y tratar de evitarlo resultaría un planteamiento vano y carente de racionalidad, como lo fuera la oposición del movimiento ludista a la mecanización del sector textil en la Inglaterra del s. XIX. Por otra parte, la creación de empleo en nuevas ocupaciones asociadas al desarrollo de la economía digital compensará probablemente el empleo que se destruya en las actividades en retroceso o desaparición. De este modo, según un informe de Microsoft, el 65% de los estudiantes actuales se emplearán en el futuro en profesiones que aún ni siquiera existen.

Sin embargo, la revolución digital conlleva un exigente proceso de ajuste del que resultarán ganadores y perdedores. Por tanto, nos enfrentamos al reto de gestionar la disrupción digital evitando shocks que socaven peligrosamente la estabilidad económica y social. Para ello debemos apoyar la adecuación al nuevo entorno tecnológico de aquellos colectivos y empresas con dificultades especiales de adaptación, así como atender a la situación de aquellos a los que les resulte imposible afrontar el aprendizaje y los cambios necesarios. 

En la economía española las pymes suponen el 99% de las empresas, generando más del 60% del valor añadido bruto y del empleo empresarial. Los empresarios, autoempleados y trabajadores del sector de la pyme engrosan, de este modo, la menguante clase media que articula nuestro tejido social. En el contexto de la nueva ola innovadora asociada al desarrollo de la inteligencia artificial, el mantenimiento de una saludable estabilidad económica y social en las próximas décadas dependerá así de la capacidad de las pymes para abordar con éxito su transición digital. 

Desde esta perspectiva, conviene apoyar a las pymes para que puedan superar las barreras que obstaculizan su digitalización y mejorar su productividad y competitividad gracias a la aplicación de las tecnologías digitales. Favorecer la transición digital de la pyme forma parte, pues, de la necesaria agenda pública que impulse el crecimiento económico y preserve la estabilidad social en los tiempos de la disrupción digital. 

lunes, 25 de marzo de 2024

DIFERENCIAS REGIONALES EN LA ADOPCIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL POR LAS EMPRESAS EN ESPAÑA.

Entrada publicada en el blog "La riqueza de las regiones" de la Asociación Española de Ciencia Regional.

La aplicación de los avances en inteligencia artificial (IA) generará en las próximas décadas un impacto substancial sobre la productividad y la competitividad de las empresas. La IA puede permitir optimizar los procesos al facilitar el análisis de grandes volúmenes de datos de manera rápida y precisa, identificando patrones, tendencias y oportunidades que de otro modo podrían pasar desapercibidas. Esto permitirá a las empresas tomar decisiones más informadas y eficientes. La automatización de tareas rutinarias y la optimización de las cadenas de suministro contribuirán a reducir igualmente los costes operativos y mejorar la calidad de los productos y servicios ofrecidos. La IA podría favorecer el análisis predictivo y la generación de ideas creativas, estimulando el proceso de desarrollo de nuevos productos, servicios y modelos de negocio. De igual modo, la implementación de la IA traerá consigo oportunidades laborales, asociadas a la demanda de nuevas habilidades como el análisis de datos, la programación de algoritmos y la gestión de sistemas inteligentes, entre otros campos, al mismo tiempo que destruirá otros puestos de trabajo relacionados con tareas que podrán automatizarse. A este respecto, el complejo proceso adopción de la IA por las empresas y los resultados derivados del mismo podrían conllevar asimetrías en el plano espacial que generen un impacto sensible sobre las trayectorias económicas regionales en un futuro próximo. Desde esta perspectiva, resulta interesante observar cuál es la situación actual, en términos de implementación empresarial de la IA, en las distintas Comunidades Autónomas españolas. 


El gráfico que acompaña esta entrada muestra el porcentaje de las empresas españolas (excluyendo a las microempresas con menos de 10 trabajadores) que al inicio de 2023 estaban empleando aplicaciones de IA en sus negocios. Los datos proceden de la Encuesta sobre el Uso de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y del Comercio Electrónico en las Empresas elaborada por el Instituto Nacional de Estadística. Puede observarse en el gráfico que aproximadamente una de cada diez empresas españolas con 10 o más empleados utiliza ya la IA. Este dato global esconde, en cualquier caso, diferencias regionales significativas. Así pues, son cuatro las CC.AA. que se sitúan por encima de la media nacional, mostrando una mayor penetración de la IA en sus empresas. Son los casos de la Comunidad de Madrid, Cataluña, La Rioja y País Vasco. Por el contrario, dejando al margen el caso de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, los territorios con un menor nivel de adopción de la IA en sus empresas son Extremadura, los dos archipiélagos, Cantabria, Murcia y Castilla-La Mancha. De este modo, se abre una brecha regional significativa en la implementación de la IA, como muestra que el grado de penetración de esta tecnología en las empresas madrileñas es más del doble del observado para las empresas extremeñas.


Parte de estas diferencias se encuentra asociada a la estructura productiva sectorial de las economías regionales. En el conjunto de la economía española, el sector servicios es el que muestra un mayor grado de penetración de la IA, seguido de la industria. El comportamiento en el caso de los servicios es atribuible principalmente a los más intensivos en conocimiento. La especialización en servicios avanzados e industria podría explicar, por tanto, el mayor grado de adopción de la IA en los casos de la Comunidad de Madrid, Cataluña o País Vasco. Por el contrario, la especialización turística de Baleares y Canarias parece no beneficiar la implementación de la IA, al igual que la especialización agraria de Extremadura y Castilla-La Mancha. En el caso de la Región de Murcia se manifestarían ambas especializaciones como factores limitantes de la adopción de la IA.


Gráfico. Porcentaje de empresas de 10 o más trabajadores que emplean tecnologías de inteligencia artificial por Comunidades Autónomas (y conjunto nacional) (%). 

Primer trimestre de 2023

Fuente: Encuesta sobre el Uso de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y del Comercio Electrónico en las Empresas, Instituto Nacional de Estadística (2023).


Los datos del INE no permiten analizar la penetración de la IA en las microempresas (entre 1 y 9 asalariados) por CC.AA., pero cabe esperar que existan diferencias regionales relevantes en línea con lo observado para las empresas de mayor tamaño. Las microempresas representan en torno a un 20% del empleo a escala nacional y podrían verse amenazadas por la falta de incorporación en su actividad de los avances de la IA. El INE sí proporciona un dato global de adopción de la IA en las microempresas a escala nacional, situando el porcentaje en un 5,8%, marcadamente por debajo del nivel alcanzado en las empresas con 10 trabajadores o más (9,6%). Este diferencial entre las microempresas con respecto a las pyme y grandes empresas también podría llevar aparejado un cierto efecto espacial adicional, debido a las diferencias existentes en la estructura dimensional del tejido empresarial por CC.AA. De este modo, a título de ejemplo, el porcentaje de microempresas respecto al número total de empresas es cinco puntos porcentuales superior en Extremadura respecto a la Comunidad de Madrid. 


De materializarse las expectativas de impacto de la IA sobre la productividad empresarial, las diferencias regionales de adopción de esta tecnología podrían conducir a un incremento de las disparidades económicas regionales en nuestro país. Por lo tanto, es importante que los gobiernos regionales sean conscientes de la relevancia que tiene el proceso de adopción de la IA en las empresas a fin de impulsar la competitividad empresarial y el crecimiento regional en un marco de convergencia. Asimismo, conviene que las administraciones regionales sean sensibles a las limitaciones específicas a las que se enfrenta el proceso de adopción de la IA en las empresas de menor tamaño, como consecuencia de su más difícil acceso a recursos tecnológicos, humanos y financieros. 


Nota: Esta entrada es parte del Proyecto de I+D+I “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” -DIGIPYME- (PID2020-113384GB-I00) financiado por MICIU/AEI/10.13039/501100011033.


domingo, 19 de noviembre de 2023

BRECHAS DIGITALES Y URBANIZACIÓN: SOBRE LA DIGITALIZACIÓN DE LAS PYMES EN ZONAS URBANAS Y RURALES

Entrada publicada en el blog "La riqueza de las regiones" de la Asociación Española de Ciencia Regional.

El desarrollo y la aplicación de las tecnologías digitales conforman un proceso disruptivo que exigirá transformaciones significativas en el tejido productivo español en las próximas décadas. A este respecto, las pymes españolas parten con un retraso significativo en cuanto a nivel de digitalización en comparación con las grandes empresas (Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, 2021). El que las pymes, que representan aproximadamente el 70% del empleo nacional, sean capaces de afrontar con éxito el desafío de la digitalización resulta pues clave para un desarrollo social y económicamente sostenible en nuestro país.


En este contexto de revolución digital, junto a la ya señalada divergencia entre grandes empresas y pymes, existe el peligro de que se abran y amplíen otras brechas digitales que dejen a diversos colectivos atrás. A este respecto, se manifiesta también la amenaza de una brecha digital creciente entre las áreas urbanas y las zonas rurales. Esta posibilidad está asociada a las peores infraestructuras digitales que existen en los municipios de menor tamaño, así como a las deficiencias relativas a las competencias digitales de la población en entornos rurales, especialmente en aquellas localidades que muestran mayores niveles de envejecimiento.

En esta entrada presentaremos algunos indicadores que ilustran en qué medida las pymes españolas están mostrando ritmos diferenciados de digitalización en función del nivel de urbanización. Los datos empleados provienen de una encuesta realizada en el segundo trimestre de 2022 a pymes españolas (entre 1 y 200 empleados) en el marco del proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” (DIGIPYME). La muestra fue diseñada para ser representativa de la población de pymes en España (con un margen de error del ±5.0% y un nivel de confianza del 95%).

En esta encuesta se preguntó a propietarios y gerentes de pymes si en el periodo 2019-2021 habían introducido alguna innovación que implicara la aplicación de tecnologías digitales. Las innovaciones podían referirse a sus productos, sus procesos productivos, el marketing o los modelos organizativos implementados en la empresa. Las mejoras introducidas podían tener un mero carácter incremental y representar una novedad simplemente para la propia empresa (aunque ya estuvieran presentes en sus mercados de referencia) o suponer una innovación de carácter radical. Las respuestas obtenidas nos permiten, por tanto, identificar aquellas pymes que introdujeron mejoras en ciertas áreas de su actividad gracias al proceso de digitalización.

A este respecto, los gráficos siguientes muestran, con carácter general, cómo las pymes en municipios de mayor tamaño están avanzando más rápidamente en su digitalización. En este sentido, destaca el menor impacto de la digitalización en cuanto a la innovación en productos (gráfico 1), organizacional (gráfico 4) y de marketing (gráfico 3) en el caso de las pymes en municipios de menos de 10.000 habitantes en comparación con sus homólogas en municipios de mayor tamaño. Se observan también diferencias para la innovación en procesos, aunque de menor calado (gráfico 2). Estos datos nos hablan, por tanto, del riesgo de consolidación de una brecha digital, que podría tener consecuencias relevantes sobre la trayectoria económica y social de los municipios rurales en las próximas décadas.


Gráfico 1. Innovación digital en productos (2019-21). 
Porcentaje de pymes que innovaron según el tamaño del municipio 


Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” (DIGIPYME).


Gráfico 2. Innovación digital en procesos (2019-21). 
Porcentaje de pymes que innovaron según el tamaño del municipio 

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” (DIGIPYME). 


Gráfico 3. Innovación digital en marketing (2019-21).
Porcentaje de pymes que innovaron según el tamaño del municipio

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” (DIGIPYME).

Gráfico 4. Innovación digital en los modelos organizativos (2019-21).
Porcentaje de pymes que innovaron según el tamaño del municipio 

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” (DIGIPYME).

En consecuencia, conviene implementar actuaciones desde el ámbito público para impulsar la digitalización de las pymes en las zonas rurales. El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital está desarrollando la iniciativa Kit Digital en el marco del Plan España Digital 2025 y del Plan de Digitalización de Pymes 2021-25 (Gobierno de España, 2020 y 2021), como una palanca para impulsar y acompañar la transformación digital de las pymes en España. Los datos disponibles indican el amplio alcance del programa, del cual se han beneficiado más de 270.000 pymes hasta la fecha. No obstante, resultaría interesante analizar la distribución geográfica de esta iniciativa para evaluar en qué medida está llegando a las pymes en las zonas rurales y analizar el impacto efectivo sobre su actividad.


Nota: Esta entrada se enmarca en el Proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” -DIGIPYME- (PID2020-113384GB-I00) financiado en la convocatoria 2020 de «Proyectos de I+D+i» del Programa Estatal de Generación de Conocimiento y Fortalecimiento Científico y Tecnológico del Sistema de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación.


Bibliografía

Gobierno de España (2020). Plan España Digital 2025. Conectándonos al futuro. Madrid: Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Gobierno de España (2021). Plan de Digitalización de Pymes 2021-25. Madrid: Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (2021). Informe de digitalización de las pymes 2021. Resumen ejecutivo. Madrid: Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Secretaría General Técnica. https://www.doi.org/10.30923/094-21-064-1

jueves, 23 de marzo de 2023

PUEBLOS INTELIGENTES Y DESARROLLO RURAL

Entrada elaborada con Almudena Prieto Pineda y publicada en el blog "La riqueza de las regiones" de la Asociación Española de Ciencia Regional.

 

El concepto de "pueblo inteligente" (smart village) hace referencia a la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en el ámbito local y a la transformación digital de los municipios rurales que puede derivarse de ella. Este concepto está directamente asociado al de “ciudad inteligente” (smart city), aunque ha tenido un menor desarrollo.

 La noción de pueblo inteligente se relaciona estrechamente con la Declaración de Cork 2.0 (Unión Europea, 2016) que propuso un manifiesto de diez puntos para mejorar la calidad de vida en las zonas rurales. Entre los objetivos señalados en este documento se incluye el fomento de la prosperidad del medio rural, el fortalecimiento de las cadenas de valor rural, la preservación del medio, la promoción del conocimiento y la innovación o la mejora de la gobernanza rural. El concepto de pueblo inteligente recibió nuevos impulsos con la EU Action for Smart Villages de la Comisión Europea en 2017, la Declaración de Bled sobre Smart Villages for a Smarter Future of the Rural Areas in the EU (Unión Europea, 2018) y a través de la puesta en marcha de un portal web para los pueblos inteligentes (European Network for Rural Development, 2023), entre otras iniciativas.

 La Comisión Europea concibe las smart villages como comunidades rurales que utilizan soluciones innovadoras para mejorar su resiliencia, aprovechando las fortalezas y oportunidades locales y empleando las tecnologías digitales. En los pueblos inteligentes, la digitalización permite la puesta en marcha y el desarrollo de plataformas y redes, transforma las actividades productivas y los servicios tradicionales e impulsa otros nuevos mediante la innovación y un mejor uso del conocimiento en beneficio de los ciudadanos y las empresas locales. A tal fin, los pueblos inteligentes deben diseñar e implementar estrategias de desarrollo encaminadas a mejorar sus condiciones económicas, sociales y ambientales, aplicando un enfoque participativo (Unión Europea, 2018).

 La introducción de la noción de pueblo inteligente en el ámbito de la UE permite vincular así las ideas de “ciudad inteligente” y "desarrollo desde abajo". El concepto de ciudad inteligente está orientado al uso eficiente de los recursos, la reducción de costes y la mejora de los servicios urbanos a través del uso de las tecnologías digitales. Por su parte, la idea de desarrollo "desde abajo" conlleva que en las áreas rurales se puede generar una inteligencia colectiva mediante el aprovechamiento de activos locales específicos, incluido el conocimiento tácito presente en la comunidad, con la participación y el protagonismo de los actores locales.

 Desde esta perspectiva, la transformación digital puede resultar una estrategia fundamental para los municipios rurales que buscan avanzar en su desarrollo y poner en valor todo su potencial. La digitalización debe ser contemplada así como una oportunidad para resolver problemas rurales y no solo como una amenaza asociada al eventual ensanchamiento de la brecha digital respecto a las zonas urbanas.

 A tal fin, las políticas públicas deben incorporar estrategias de digitalización que impulsen el acceso a la banda ancha y la conectividad digital, pero que vayan más allá. Por un lado, resulta clave la colaboración y coordinación entre los diferentes actores y niveles de gobierno a escala local, regional y nacional. Por otro lado, la participación de la iniciativa privada y de la comunidad local es esencial para el éxito de los proyectos de innovación en el ámbito rural. Desde esta perspectiva, la estrategia smart village se debe fundamentar en la participación de diferentes grupos poblacionales que representen los diversos intereses y necesidades de la sociedad local. En paralelo, se deben implementar actuaciones orientadas a mejorar las competencias y la cultura digital de la comunidad y prestar atención a las circunstancias específicas de los colectivos en riesgo de verse afectados por una brecha digital, como es el caso de las personas de edad avanzada.

 Por tanto, resulta prioritario para la mejora de los entornos rurales configurar ecosistemas digitales en los que puedan integrarse de modo efectivo los ciudadanos, las empresas y las administraciones locales. La ciudadanía percibe como una necesidad la mejora de la comunicación con las administraciones y la calidad y transparencia en los servicios que los municipios ofrecen a los ciudadanos. Asimismo, la participación de las empresas privadas resulta insustituible cuando se trata de desarrollar proyectos de innovación en el ámbito rural que incorporen las tecnologías digitales en actividades productivas tradicionales (por ejemplo, agricultura digital o marketing digital para productos agro-alimentarios y/o artesanales) y otras emergentes (energías renovables, servicios avanzados en un contexto de teletrabajo, turismo rural, etc.).

 En la última década diversos municipios han emprendido hojas de ruta orientadas a la digitalización como instrumento para la implementación de soluciones a los problemas rurales, como el difícil acceso a ciertos servicios o el riesgo de despoblamiento (European Network for Rural Development, 2016). En España una de las localidades pioneras a este respecto es Ansó, situada en el Pirineo oscense. Se trata de un ámbito de actuación de indudable interés y proyección futura que debe estar presente en cualquier agenda de desarrollo rural.

 

Nota: Esta entrada se enmarca en el Proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” -DIGIPYME- (PID2020-113384GB-I00) financiado en la convocatoria 2020 de «Proyectos de I+D+i» del Programa Estatal de Generación de Conocimiento y Fortalecimiento Científico y Tecnológico del Sistema de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación.

 

Referencias

 Unión Europea (2016): Declaración de Cork 2.0. Una vida mejor en el medio rural. Oficina de Publicaciones de la Unión Europea.

Unión Europea (2018): Smart Villages Bled Declaration for a Smarter Future of the Rural Areas in the EU, disponible en: https://pametne-vasi.info/wp-content/uploads/2018/04/Bled-declaration-for-a-Smarter-Future-of-the-Rural-Areas-in-EU.pdf

European Network for Rural Development (2016): Folleto de ejemplos de proyectos. Fondo Europeo de Desarrollo Rural. Zonas Rurales Inteligentes y Competitivas, Oficina de Publicaciones de la Unión Europea, https://enrd.ec.europa.eu/sites/default/files/publi-eafrd-brochure-02_es_2016.pdf

European Network for Rural Development (2023): Smart Villages Portal, https://enrd.ec.europa.eu/smart-and-competitive-rural-areas/smart-villages/smart-villages-portal_en

jueves, 17 de noviembre de 2022

¿TIENEN ÉXITO LOS EMPRENDEDORES INMIGRANTES? UN ANÁLISIS DE LA SUPERVIVENCIA EMPRESARIAL DE LOS NEGOCIOS CON INCUBACIÓN PÚBLICA EN ANDALUCÍA

Entrada elaborada con Víctor Bellido Jiménez y Domingo Martín Martín y publicada en el blog "La riqueza de las regiones" de la Asociación Española de Ciencia Regional.

La creación de un negocio proporciona un medio de vida y puede mejorar la situación socioeconómica de los inmigrantes, especialmente en el caso de los que muestran una desventajosa inserción en el mercado de trabajo. A este respecto, la supervivencia de las empresas creadas por inmigrantes puede considerarse un indicador elemental del éxito de sus iniciativas empresariales.

En un reciente trabajo publicado en la revista Investigaciones Regionales – Journal of Regional Research- (Bellido-Jiménez, Martín-Martín y Romero, 2022) analizamos la supervivencia de las empresas incubadas por la Fundación Andalucía Emprende (AE). AE ha sido el instrumento fundamental de la Junta de Andalucía para la promoción del emprendimiento y el desarrollo de la pyme en las últimas dos décadas. La actuación de AE se enmarca en el esfuerzo desplegado por el gobierno regional para impulsar el espíritu empresarial y la actividad emprendedora en Andalucía (Romero y Fernández-Serrano, 2014).

Nuestro análisis se construye a partir de un estudio de la supervivencia anual de 1,974 negocios incubados por los servicios de apoyo público de esta fundación en el período 2009-14, incluyendo iniciativas impulsadas por auto-empleados (empresarios individuales) de nacionalidad española y extranjeros. Desde la perspectiva metodológica, el análisis emplea modelos econométricos sobre datos de duración. 

El negocio promedio en nuestra base de datos estaba localizado en una ciudad media del interior, disponía de un empleado en el momento de su creación y contó con una inversión inicial de unos 28,500 euros, operando en el sector servicios. El perfil más habitual de su promotor era el de varón de nacionalidad española, de más de 40 años y con estudios de bachillerato o formación profesional. 

No obstante, el perfil más frecuente difiere cuando se analizan por separado los auto-empleados nacionales y extranjeros. Así pues, las empresas creadas con el apoyo de AE por auto-empleados extranjeros se situaron predominantemente en los centros urbanos regionales y ciudades medias del litoral, que representan polos de atracción de la población inmigrante en Andalucía. El negocio promedio impulsado por los auto-empleados inmigrantes contó con una inversión inicial menor, que ascendió solo a algo más de la tercera parte de la observada en el caso de los promotores nacionales. La edad media del auto-empleado extranjero fue superior a la del nacional y preponderó el perfil femenino, frente al masculino en el caso de los promotores nacionales. Finalmente, entre los inmigrantes fue menor la participación de promotores con estudios de Bachillerato y Formación Profesional, en comparación con lo observado para los auto-empleados nacionales. Sin embargo, entre los auto-empleados extranjeros los porcentajes de promotores con estudios primarios y ESO, así como con estudios universitarios, fueron superiores a los observados en el caso de los auto-empleados nacionales.

Nuestros resultados indican que las probabilidades de supervivencia de los negocios impulsados por emprendedores inmigrantes son menores a las de los puestos en marcha por auto-empleados autóctonos. Como se observa en el gráfico, la curva de supervivencia empírica de los promotores extranjeros está sistemáticamente por debajo de la de los promotores autóctonos. Transcurridos cinco años desde la puesta en marcha del negocio, más de la mitad de los auto-empleados habían abandonado la actividad, en concreto, el 52.97% de los auto-empleados nacionales frente al 65.51% de los extranjeros. Estas diferencias se mantienen cuando se controla mediante métodos econométricos por diversas características básicas de los negocios y de los perfiles personales de los auto-empleados (como la localización, el nivel de inversión inicial y el sector de actividad del negocio y el nivel educativo y el sexo de la persona promotora, entre otras variables). 


Curvas de supervivencia estimadas para los negocios con promotores extranjeros y nacionales (método Kaplan-Meier)



Nuestro análisis se centra en empresas que disfrutaron de apoyo con recursos y asesoramiento público. En el caso de los auto-empleados extranjeros, se trata, por tanto, de emprendedores inmigrantes que tenían un cierto grado de integración en la comunidad de acogida, dado que tuvieron conocimiento de los servicios de apoyo público al emprendimiento y desarrollaron una colaboración efectiva con Andalucía Emprende. A pesar de ello sus tasas de supervivencia se situaron significativamente por debajo de las de los promotores nacionales. Este resultado sugiere la existencia de dificultades particulares para el inicio y la consolidación de las iniciativas emprendedoras en el caso de los auto-empleados de origen extranjero.

La supervivencia en los auto-empleados extranjeros fue inferior a la de los nacionales para todos los grupos por nivel educativo; no obstante, estas diferencias fueron muy amplias para el caso de los auto-empleados con solo educación primaria o ESO; resultaron menores en el caso de los auto-empleados con educación universitaria, reduciéndose aún más en el caso de los auto-empleados con título de bachillerato o formación profesional. 

Los resultados de este trabajo muestran que, en general, la formación del auto-empleado tiene un impacto positivo en la supervivencia de los negocios de nueva creación y que este factor juega un papel aún más relevante para los inmigrantes. Una formación superior parece proporcionar instrumentos cognitivos que permiten a los inmigrantes superar las barreras específicas que afrontan en el desarrollo de sus iniciativas emprendedoras. Así pues, en el caso de los emprendedores extranjeros el nivel de educativo actúa como una “vacuna” frente al cierre de sus negocios. 

De estos resultados pueden derivarse implicaciones directas en relación con las políticas de fomento al emprendimiento en Andalucía. El apoyo a las iniciativas empresariales de la población inmigrante puede jugar un papel relevante para la mejora de la situación económica y laboral de este colectivo y, en consecuencia, para su integración social en la región. No obstante, los servicios de apoyo público deben ser conscientes de las mayores dificultades que experimenta este colectivo de emprendedores y promover iniciativas que favorezcan sus probabilidades de éxito. El establecimiento de procedimientos de atención particularmente diseñados para inmigrantes en los servicios de información y apoyo para la creación de empresas podría ser una aproximación útil a este respecto. Asimismo, a tenor de los resultados de este trabajo, ciertas acciones formativas podrían favorecer la supervivencia y el éxito empresarial de los negocios promovidos por los inmigrantes.

Referencias bibliográficas.

Romero, I. y Fernández-Serrano, J. (2014): “The European Cohesion policy and the promotion of entrepreneurship. The case of Andalusia”, Investigaciones Regionales / Journal of Regional Research, 29, 215-236.

Bellido-Jiménez V. M., Martín-Martín, D. y Romero. I. (2022): “Autoempleo en inmigrantes y supervivencia empresarial de los negocios incubados en Andalucía”. Investigaciones Regionales / Journal of Regional Research, 52, 25–41.


martes, 12 de abril de 2022

EL DINERO SEGÚN MARTIN AMIS

Desde una perspectiva histórica la aparición del dinero representó una innovación social extraordinaria. El dinero facilitó la coordinación a gran escala de la actividad humana más allá del alcance limitado de la colaboración interpersonal sostenida sobre la confianza y de la impuesta a través de la autoridad. El dinero impulsó así el progreso económico y social de la humanidad y se convirtió, desde su nacimiento, en un eje articulador de nuestra realidad, en un elemento central del medio en el que vivimos. De este modo, no es de extrañar que el dinero y las múltiples interpretaciones de su papel en nuestra sociedad hayan tenido reflejo frecuente en la literatura. Uno de los muchos autores contemporáneos que ha reflexionado literariamente sobre el dinero es el escritor británico Martin Amis. 

En su novela “Dinero” (1984) el protagonista y narrador del relato es John Self, un director publicitario de éxito. Self es invitado a Nueva York por un productor cinematográfico quien lo ha contratado para rodar su primera película. Amis retrata al personaje central de su obra como un hedonista auto-destructivo, alcohólico y adicto a la pornografía y a la prostitución. John Self lleva una existencia extremamente desordenada, gasta desmedidamente y vive permanentemente inadaptado al medio social.

Pero la novela tiene otro gran protagonista, el dinero, sobre el que John Self reflexiona constantemente. Self mantiene una actitud contradictoria respecto al dinero. No lo ama, pero lo gasta con desenfreno. Contribuye según él “a que funcione la maquinaria del dinero, hago esto, hago lo otro, hago recados para el dinero”. El dinero le “importa mucho”, pero a la vez le “da por el saco”. El personaje protagonista se enfrenta al dinero con cierto descreimiento: “el dinero no es más que un chiste. O un símbolo. Un símbolo sexual, o de posición social, o un símbolo fálico”. Para él “quizá el dinero sea la gran conspiración, la gran ficción”. 

Señala Self a “la gentuza adinerada y móvil” cuya “etiqueta propia” consiste en “ser desagradable, creer que tienes derecho a todo lo que recibes”, pero interpreta cínicamente ese mismo papel en su vida. Afirma que “hay que ser duro para ganar mucho dinero” porque “el dinero es tan importante para quienes lo tienen como para quienes no” y “si tú quieres mucho, lo que haces es reducir la cantidad que queda para los demás”. 

John Self reconoce que el dinero tiene grandes ventajas. Para empezar “no hay nada tan versátil como el dinero”, aunque probablemente su principal virtud es que “suaviza la decadencia de la vida”, “el dinero frena la caída”. De este modo, “si pudiésemos extender el dinero como una delgada capa por encima de todas las cosas, quizá la vida se suavizara. El mundo estaría más acolchado”. 

En opinión de Self, “el que manda es el dinero. Los únicos que eligen son los que tienen dinero”. Por lo tanto, “el dinero equivale a libertad”, pero paradójicamente “la libertad equivale a dinero. Seguimos necesitando dinero”. Es así como el dinero se convierte en “la gran adicción: todos tenemos esa adicción, y no podemos abandonar ese hábito” y, finalmente, “no hay modo de sacarte de encima ese mono pesado que es el dinero”.

Resulta así que “el dinero nos pisotea, nos acorrala, se nos mea encima, nos pone entre la espada y la pared”, de forma que “si la tierra (…) decidiera suicidarse, ya todos tenemos escritas nuestras notas de suicidio, nuestras notas de dolor: nuestros billetes de banco”. (*)

Para John Self “(…) el dinero apesta. En serio. Y cómo apesta”.


(*) La novela tiene por subtítulo "Una nota de suicidio", jugando con el término inglés note en el doble sentido de "nota" y "billete".

viernes, 18 de marzo de 2022

EL SEGUIMIENTO EN LA ESTRATEGIA DE ESPECIALIZACIÓN INTELIGENTE: IMPORTANCIA Y LIMITACIONES

Mathieu Doussineau e Isidoro Romero. 

Publicado en el blog "La Riqueza de las Regiones" de la Asociación Española de Ciencia Regional.


La implementación del concepto de especialización inteligente (Foray, David y Hall, 2009) en el marco de la política europea de cohesión conlleva el reto de aplicar un marco metodológico genérico para la formulación de políticas a una realidad, como la de la UE, caracterizada por su marcada heterogeneidad regional. Por este motivo, un aspecto fundamental en el desarrollo de la smart specialization strategy (S3) es la capacidad de los gobiernos regionales para dirigir el proceso. Sin embargo, muchas regiones carecen en la práctica de la capacidad institucional para desarrollar una adecuada gobernanza de la estrategia de especialización inteligente. 

En particular, el seguimiento (monitoring) está llamado a actuar como una dimensión fundamental para un buen gobierno de la S3. La función de seguimiento es un componente transversal del ciclo de las políticas públicas, si bien se la suele percibir como un hermano gemelo de la evaluación. El seguimiento es muy a menudo desatendido en el plano académico y en la praxis de los formuladores y gestores de las políticas, quienes lo consideran, erróneamente, como una actividad útil sólo a los efectos de cumplir con los requisitos de auditoría financiera. Por el contrario, en su concepción moderna, el seguimiento resulta una herramienta clave de gestión que debe asistir a las autoridades públicas en la implementación de la estrategia y facilitarles una mejor conexión con otras partes interesadas en la misma (stakeholders).

La especial relevancia de la actividad de seguimiento en el marco de la S3 se deriva de la complejidad intrínseca al propio concepto de especialización inteligente. A su vez, esta complejidad proviene del carácter inclusivo y de “abajo arriba” de la S3, que invoca a la participación de los principales actores del sistema regional de innovación. El concepto de especialización inteligente supone una nueva forma de concebir la política de innovación que reclama la intervención de las partes interesadas como protagonistas del proceso de descubrimiento emprendedor (Fernández, Martínez-Román y Romero, 2019). Es por ello conveniente que los actores implicados (administraciones, organismos intermedios, asociaciones empresariales, universidades, centros de investigación y otros actores de la sociedad civil) se integren en el mecanismo de seguimiento de la S3 para que éste sea un reflejo de la estrategia en sí. 

Por tanto, trasladar en la práctica la propuesta teórica de la S3 conlleva diversos retos y dificultades. A este respecto, pueden señalarse tres limitaciones específicas que se vienen observando en el desarrollo del seguimiento de la S3. 

En primer lugar, los formuladores de las políticas ven en teoría a las partes interesadas como actores cruciales y valoran positivamente su participación en el seguimiento de la S3. Sin embargo, en la práctica, solo otorgan a estos stakeholders un papel más bien pasivo (Kleibrink, Gianele y Doussineau, 2016). Sería conveniente pues que todos los actores implicados en la S3 se involucraran de modo más efectivo en las actividades de seguimiento a fin de que pudieran sentir la estrategia como suya. En este sentido, la confianza es fundamental en las interacciones entre instituciones públicas, empresas privadas, organismos de investigación y otros actores involucrados en la S3. Esta confianza se podría favorecer mediante una comunicación más fluida de la información proveniente del seguimiento para proporcionar a las partes interesadas un conocimiento actualizado sobre la implementación de la estrategia.

Una segunda limitación está asociada a la insuficiente información y a la falta de innovación en la metodología de seguimiento. La principal fuente de información para el seguimiento de la S3 son los datos provenientes de la implementación del programa operativo FEDER y la absorción de fondos relacionada con éste, lo que puede dar una visión limitada del impacto de la estrategia. Se requeriría, por tanto, disponer de un conjunto más amplio de datos y fuentes de información para realizar un seguimiento efectivo de la estrategia. Este problema podría atribuirse a que el seguimiento se sigue ejecutando con modelos tradicionales, sin que se haya adaptado a la nueva forma de abordar la política de innovación que representa la S3. La necesidad de desarrollar otro enfoque para el seguimiento llama a su vez a mejorar las competencias del personal de las administraciones públicas encargado de esta función. 

La tercera limitación observable supone que, aunque los formuladores de las políticas parecen comprender y aplicar la lógica de intervención de la S3, sólo una minoría de ellos establece un vínculo claro entre los indicadores de outputs inmediatos, por un lado, y los resultados y el impacto socioeconómico final de la estrategia, por otro. De este modo, se carece de una “teoría de la implementación” sólida (Weiss, 1998). El débil seguimiento de la “última milla” de la implementación que conduce a los impactos finales merece pues más atención por parte de las autoridades públicas y los organismos responsables de supervisar la S3.

La nueva generación de estrategias de especialización inteligente debe impulsar la innovación y ofrecer un marco de acción política transformadora a escala regional. Una buena gobernanza regional de la S3, que incorpore los arreglos institucionales apropiados, puede elevar la resiliencia de las regiones ante shocks externos y mejorar el impacto de la política de innovación sobre las regiones europeas. Para ello, es fundamental incorporar un sistema de seguimiento más avanzado, que permita identificar las necesidades de las partes interesadas y captar las señales provenientes del exterior para favorecer una implementación más eficaz y eficiente de las actuaciones y generar una retroalimentación que permita re-ajustar adecuadamente el diseño de la estrategia.


Referencias:

Fernández-Serrano J., Martínez-Román, J.A. y Romero, I. (2019): “The entrepreneur in the regional innovation system. A comparative study for high and low-income regions”, Entrepreneurship & Regional Development, 31:5-6, 337-356. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/08985626.2018.1513079

Foray, D., David, P.A. y Hall, B. (2009): “Smart specialisation – the concept”, Knowledge Economists Policy Brief No. 9.

Kleibrink, A., Gianelle, C. y Doussineau, M. (2016): “Monitoring innovation and territorial development in Europe: emergent strategic management”, European Planning Studies, 24:8, 1438-1458.

https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/09654313.2016.1181717

Weiss, C. H. (1998): Evaluation: Methods for studying programs and policies. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.


jueves, 28 de octubre de 2021

LA BRECHA DIGITAL EMPRESARIAL EN ESPAÑA: DIFERENCIAS REGIONALES Y DIMENSIONALES

(Publicado en el blog "La riqueza de las regionales" de la Asociación Española de Ciencia Regional).

Las próximas décadas van a estar marcadas por el impacto de la digitalización sobre el crecimiento económico y la transformación del sistema productivo. La revolución digital, pese a su potencial para mejorar la vida de las personas, no está exenta de riesgos y amenazas, entre ellos, la aparición de brechas digitales entre grupos sociales, empresas y territorios. 

Desde la perspectiva empresarial, podemos estudiar el nivel de digitalización en España empleando los datos de la “Encuesta sobre el uso de TIC y comercio electrónico en las empresas” que elabora el Instituto Nacional de Estadística. Esta fuente permite observar las diferencias regionales en el nivel de digitalización de las empresas, así como aproximarnos a la brecha digital en función del tamaño empresarial, al realizarse la encuesta de forma separada para las microempresas de hasta 9 trabajadores y para el resto de empresas (con 10 trabajadores o más). En esta entrada presentaremos algunos resultados respecto a ambas cuestiones a partir de los últimos datos publicados referidos al primer trimestre de 2020.

Nos aproximaremos aquí al nivel de digitalización utilizando, como indicador sintético simple, la media aritmética de los siguientes ocho indicadores (disponibles en la encuesta por CC.AA. y para las empresas de los dos grupos dimensionales señalados): 

- Empresas que disponen de ordenadores (%).

- Empresas que disponen de conexión a Internet (%).

- Empresas que emplean especialistas en TIC (%).

- Empresas que proporcionaron a sus empleados dispositivos portátiles con conexión móvil a Internet para uso empresarial (%).

- Empresas que disponen de página web (%).

- Empresas que usaron Internet para interactuar con las administraciones públicas (%).

- Empresas que utilizan los medios sociales (%).

- Empresas que compran algún servicio de cloud computing (%).

El Gráfico 1 ilustra los resultados que se obtienen para el caso de las microempresas. Puede comprobarse que es en la Comunidad de Madrid donde las microempresas muestran un mayor nivel de digitalización, seguida de la Comunidad Valenciana, Canarias, Murcia y País Vasco. Por el contrario, Baleares, La Rioja y Castilla-La Mancha son las CC.AA. que muestran niveles más bajos de digitalización de sus microempresas. Esto determina una brecha interregional máxima en términos de digitalización de las microempresas de 6,44 puntos porcentuales -observada entre Madrid y Baleares- (excluimos a efectos de este cálculo los casos de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla).


Gráfico 1. Nivel de digitalización de las microempresas (con menos de 10 empleados) por CC.AA. 

(1er trimestre de 2020)

Fuente: Elaboración propia a partir de la “Encuesta sobre el uso de TIC y comercio electrónico en las empresas”, Instituto Nacional de Estadística.


En el caso de las empresas con 10 empleados o más (véase Gráfico 2), la comunidad autónoma que presenta mejores resultados es de nuevo Madrid, seguida de Cataluña, mientras que los peores resultados corresponden a Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura. La brecha interregional máxima -observada entre la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha- se sitúa en este caso en 7,89 puntos porcentuales. 


Gráfico 2. Nivel de digitalización de las empresas con 10 empleados o más por CC.AA. 

(1er trimestre de 2020)

Fuente: Elaboración propia a partir de la “Encuesta sobre el uso de TIC y comercio electrónico en las empresas”, Instituto Nacional de Estadística.


Por tanto, si bien existen algunas diferencias relevantes entre CC.AA., la brecha digital más amplia y significativa es la que se observa entre las microempresas y el resto del tejido empresarial. Esta brecha digital dimensional, que se muestra en la última columna de la Tabla 1, se sitúa en un orden de magnitud en torno a cuatro veces la brecha máxima interregional. 


Tabla 1. Niveles de digitalización empresarial. Brechas digitales regional y dimensional

(1er trimestre de 2020)

Fuente: Elaboración propia a partir de la “Encuesta sobre el uso de TIC y comercio electrónico en las empresas”, Instituto Nacional de Estadística.

(*) Algunos de los indicadores utilizados son presentados por el INE como porcentaje de las empresas con conexión a Internet. Aquí se han utilizado recalculándolos como porcentaje del conjunto de las empresas en cada segmento dimensional. 

(**) La brecha regional máxima se calcula como diferencia entre los valores máximo y mínimo de cada indicador para las CC.AA., excluyendo los casos particulares de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.


La brecha digital asociada a la dimensión empresarial resulta aun más preocupante al considerar que las microempresas representan el 95% de la población total de empresas españolas y que muestran bajos niveles de productividad, tanto en comparación con las empresas de mayor tamaño, como respecto a sus homólogas en las principales economías de la UE. El éxito de la transformación digital en España estará condicionado, por tanto, por la capacidad de impulsar la digitalización en las empresas de menor tamaño, lo que constituye, por otra parte, una oportunidad para favorecer su crecimiento y paliar el problema de atomización que afecta estructuralmente a nuestro tejido empresarial.


Nota: Esta entrada se enmarca en el Proyecto “Factor empresarial, ecosistemas digitales y transformación digital de la pyme” -DIGIPYME- (PID2020-113384GB-I00) financiado en la convocatoria 2020 de «Proyectos de I+D+i» del Programa Estatal de Generación de Conocimiento y Fortalecimiento Científico y Tecnológico del Sistema de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación.