El pasado 16 de septiembre el Ministerio de Industria, Energía y Turismo presentó la Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial en España, un plan de acción para mejorar la competitividad del sector. Este anhelo industrializador es compartido en España por la oposición y enlaza con la estrategia de la UE, que pretende elevar el peso del sector industrial por encima del 20% del PIB en 2020 desde el 16% actual.
Las llamadas a la reindustrialización parecen haberse convertido en un lugar común, en un mantra que se invoca como respuesta esperanzada a la crisis. Sin embargo, poco cabe esperar de este voluntarismo. Los más optimistas a este respecto quisieran ver a España convertida en la nueva Alemania. Pero una mirada fugaz en el espejo alemán nos depara alguna que otra sorpresa.
En Alemania el peso de la industria -como porcentaje del empleo total- no ha dejado de reducirse en las últimas décadas. Si nos circunscribimos a lo que va de siglo, la contribución de la industria (excluyendo el subsector energético) al empleo total ha caído más de 4 puntos porcentuales (fuente: Organización Internacional del Trabajo). El proceso se remonta, no obstante, más atrás en el tiempo y la caída acumulada es superior.
El caso alemán solo es una manifestación particular de una tendencia general en las economías más avanzadas. En todas ellas el sector industrial ha perdido peso relativo en lo que va de siglo y en todas se destruye empleo industrial. Estas tendencias se explican en el contexto de la globalización que está impulsando procesos de deslocalización industrial en los países desarrollados y una expansión de la industria en las economías emergentes. Asimismo, el avance tecnológico y la robotización conllevan una diminución del empleo en muchas actividades industriales.
En España el peso del sector industrial sobre el total del empleo en lo que va de siglo se ha reducido en más de 6 puntos porcentuales. En nuestro país este proceso de destrucción de empleo se ha concentrado muy especialmente en el período de la crisis.
Por lo tanto, es razonable aspirar a la recuperación de parte del empleo industrial perdido en las circunstancias excepcionales de los últimos años y apoyar el crecimiento en el medio y largo plazo de algunas ramas industriales específicas en las que acreditemos ventajas competitivas a escala global.
Pero hay que ser conscientes de que probablemente en las próximas décadas se seguirá destruyendo empleo en bastantes subsectores dentro de la industria española. No sería un planteamiento realista señalar globalmente a la industria como la respuesta a nuestro trágico problema de desempleo. Pretender rellenar con nuevo empleo industrial el vacío dejado por la burbuja de la construcción resultaría poco menos que una quimera. Todo ello se opone a las tendencias estructurales que se vienen observando en el mundo desarrollado en las últimas décadas.
No esperen esa reindustrialización, porque no llegará.
Buenas tardes Isidoro. Mi nombre es Alfonso, fui alumno suyo el curso pasado en la asignatura de Organización Económica Internacional.
ResponderEliminarLo primero es felicitarte por tu nuevo blog, he leído tus publicaciones y me parecen bastante interesantes.
Con respecto al artículo. Acabas concluyendo que es imposible un reindustrialización en España, es decir, que el peso del empleo y la producción industrial con respecto al empleo y producción global va a ir en decremento de forma permanente.
Pero yo me planteo, ¿qué ocurriría si se dejase de subvencionar el sector primario europeo y se eliminaran las barreras arancelarias a los productos del sector agrícola? Desde mi punto de vista, creo que se produciría un efecto desplazamiento de la demanda europea hacia productos agrícolas de países especializados en este tipo de productos. Pero este efecto a su vez provocaría un aumento de la riqueza de estos países, lo cuál tenderán a invertirla, y la historia nos dice que esos recursos excedentarios se destinarán a la mecanización de sus actividades. Entonces nos encontraríamos en Europa, y con ello en España, una mayor demanda de bienes de equipo, lo que provocaría una mayor demanda de empleo en el sector industrial y una mayor producción.
Hola Alfonso. Muchas gracias por tu felicitación.
ResponderEliminarComo bien señalas, el proceso de industrialización de las economías en desarrollo puede impulsar la demanda de la industria de bienes de equipo de los países más avanzados. Las ventajas competitivas de las economías desarrolladas en estos mercados son probablemente más sostenibles. La solidez de la industria alemana puede explicarse en parte por este motivo. Sin embargo, como señalo en esta entrada, ello no ha evitado que Alemania pierda globalmente empleo industrial a lo largo de las últimas décadas.
Asimismo, entre los propios países en desarrollo cabe esperar cambios en su especialización industrial en las próximas décadas y algunos se reposicionarán hacia la producción de bienes de equipo, con lo que cabe esperar una intensificación de la competencia en estos mercados.
Por otra parte, el desfavorable comportamiento del empleo industrial en las economías avanzadas se explica, no solo por los cambios en la división internacional del trabajo, sino como consecuencia del crecimiento de la productividad. El avance tecnológico ha permitido en muchas actividades industriales producir más con menos mano de obra.